Familia: Portulacaceae (Portulacáceas).
Origen: Suroeste de Africa.
Planta arbustiva con tallos y ramas leñosos a medida que aumenta su desarrollo.
Las hojas de Portulacaria son gordas y carnosas con un contorno redondeado. Están de dos en dos enfrentadas en cada nudo.
Flores pequeñas y estrelladas, en tonos cálidos y blanco.
Luz: En el periodo de primavera-verano debe exponerse a la luz directa del sol. Requiere sol directo, sobre todo en invierno, cuando las temperaturas bajan varios grados centígrados. En interior necesita un lugar bien iluminado.
Temperaturas: Precisa ambientes secos y calurosos, siempre por encima de los 5 grados centígrados.
Humedad: Cultivado en interior, vaporizar la copa con agua de vez en cuando.
Substrato: Debe ser poroso y ligero, con buena capacidad de drenaje. Para lograrlo, conviene mezclar compost de origen vegetal con arena de río y arcilla de origen siliceo, o bien grava de roca volcánica.
Riego: Ha de ser escaso, motivo por el que hay que evitar el encharcamiento del substrato, resultando imprescindible reducir el aporte de agua al mínimo en regiones de inviernos fríos. Su capacidad de retener agua en el tronco y las hojas, facilita su adaptación para sobrevivir largos periodos de tiempo con una falta absoluta de agua. En interior regar con moderación durante la época de más calor.
Abonado: A partir de primavera y hasta el otoño. Proporcionar fertilizantes en dosis reducidas y poco frecuentes, cada 30-40 días. El año que se trasplanta no es preciso realizar aporte adicional de nutrientes.
Alambrado: Controlar periódicamente las sujeciones y cortar los alambres antes de que puedan alterar la corteza.
Poda: En el momento del trasplante se procederá a la reducción y aclaramiento de las raíces, y a la vez a eliminar las ramificaciones no indispensables para la configuración final. Se debe realizar una poda estructural al comienzo de la Primavera, practicando los cortes siempre por encima de un nudo y sin dañarlo. A principios y a finales de verano deben acortarse los nuevos brotes. El pinzado no suele ser muy habitual, ya que el estilo suele lograrse sin problemas con la poda. Se despunta cuando hayan surgido los 3 ó 4 primeros nudos, ya que en principio se encuentran muy apretados, para después distanciarse longitudinalmente a medida que pasa el tiempo. En ocasiones aparecen hojas demasiado grandes que conviene eliminar, así como todas aquellas que presentan alguna herida o se desarrollan en la base del tronco. A pesar de que se pueden utilizar las sujeciones para el modelado de la copa, es recomendable hacerlo mediante poda.
Trasplante: Cada 2-3 años en primavera. Sustituir el substrato y recortar las raíces.
Plagas y enfermedades: Portulacaria es poco afectada por plagas, algún pulgón, cochinilla algodonosa y podredumbre blanda en la base del tallo por exceso de agua.