Familia: Crassulaceae (Crasuláceas).
Origen: Madagascar.
Altura: 1 m.
Están cubiertas con una densa vellosidad blanca.
Las zonas apicales de las hojas están manchadas de marrón oscuro; coincidiendo estas manchas con los dientes del margen.
Hojas: el haz es cóncavo y tiene una depresión longitudinal en su centro; el envés tiene una forma algo aquillada; los márgenes son redondeados y en la zona apical existe un grueso dentado.
Floración en primavera.
Es una planta de crecimiento lento.
No se cultiva por sus flores sino por el follaje, que se asemeja al fieltro.
CULTIVO
Luz: sol o sombra ligera.
En invierno, al igual que en verano, gusta de un sitio con mucha luz pero preferiblemente más fresco.
Temperaturas: necesita algo de calor en invierno para evitar la pérdida de sus hojas.
Mínimo de seguridad, 8º C, no obstante, mínimos menores poco prolongados no le afectan demasiado.
Humedad: las hojas vellosas temen a lo humedad ya que se pudren fácilmente cuando el agua condensada se estanca entre los finísimos pelos.
Substrato: bien drenado, añadiendo un 15% de turba o mantillo de hojas.
Riego: riéguela con moderación. Ligera humedad en invierno si se mantiene fuera de peligro de fríos.
Procure al regar los kalanchoes que no se acumule agua en la base de los hojas, ni en el centro de los matas, pues ello provocaría el desarrollo de hongos.
Abono: opte por un abono para cactáceas.
Multiplicación: semilla o esqueje en primavera.
Si las hojas que no han comenzado a marchitarse y conservan aún su firmeza son separadas de la planta sin que sufran daño y son plantadas sobre un suelo moderadamente húmedo, enraízan, dando lugar a nuevas plantas.
Si por culpa de un desarrollo invernal, se torna decolorada y desnuda, cabe acometer la propagación con esquejes de fragmentos de los tallos o con hojas maduras.
Deje que se sequen durante un día y plántelos luego en suelo arenoso.